Pocas cosas considero más cautivadoras y enigmáticas que una mirada. Sumergirme en cada una de ellas es bucear en las profundidades inalcanzables de cada ser humano. Al contrario que en las composiciones de estudio, el retrato requiere de la complicidad y ayuda del retratado. Yo, pertrechado detrás de la cámara; él, ella, generosos frente a mí. Os estoy agradecido por esa parte que me habéis regalado de vosotros mismos.